WASHINGTON.- Según estudios
realizados en distintos países de todo el mundo, los embarazos no deseados, las
infecciones de transmisión sexual y los abortos espontáneos son más frecuentes
en las mujeres que informan haber sido víctimas de violencia en algún momento
de sus vidas.
“Este es un problema de gran
magnitud, con muchas implicaciones para la salud”, afirmó la doctora Carissa F.
Etienne, Directora de la OPS/OMS. “El sector de la salud tiene un papel que
jugar tanto en la prevención como en la respuesta”, señaló y añadió que para
abordarlo también se necesita del involucramiento de otros sectores.
La violencia contra la mujer
sigue siendo un grave problema de salud pública en las Américas, donde una de
cada tres mujeres experimenta durante su vida violencia física o sexual por
parte de su pareja o violencia sexual por parte de alguien que no es su pareja,
y donde 20% de las mujeres informan haber sido víctimas de abuso sexual cuando
eran niñas.
Las mujeres jóvenes de entre 15 y
19 años de edad son las más expuestas al riesgo de violencia física o sexual
por parte de su pareja, y muchas de ellas indican que su primera experiencia
sexual fue un acto que no buscaron o que les fue impuesto.
Esa violencia no solo provoca
lesiones o incluso la muerte, sino que además tiene una repercusión poco
reconocida en la salud reproductiva de las mujeres, que se traduce en más
complicaciones en el embarazo, así como en embarazos no deseados, abortos
espontáneos e infecciones de transmisión sexual (ITS), incluida el VIH.
En algunos países de las
Américas, los niveles de embarazo no deseado son dos a tres veces mayores en
las mujeres que informan haber sufrido violencia a manos de su pareja que en
aquellas que no lo hacen. La pérdida de embarazos es dos veces mayor en las
mujeres que informan haber sido víctimas de violencia, en tanto que el riesgo
de parto prematuro es 1,6 veces superior.
Hay estudios en los que también
se ha constatado que la violencia es una causa importante de mortalidad
materna. La violencia infligida por la pareja fue la causa principal de muerte
materna -responsable de 20% de esas defunciones- en tres ciudades de los
Estados Unidos entre 1993 y 1998.
A su vez, se comprobó que las
hemorragias fueron tres veces más comunes en las embarazadas víctimas de actos
de violencia en una provincia del Canadá en 2003. Entre 3% y 44% de las
embarazadas en América Latina y el Caribe informan haber sufrido actos de
violencia por parte de su pareja durante el embarazo.
En 1999, la Asamblea General de
las Naciones Unidas proclamó el 25 de noviembre como Día Internacional de la
Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que también marca el comienzo de
los 16 Días de Activismo que culminan el 10 de diciembre, Día de los Derechos
Humanos.
La OPS, fundada en 1902, es la
organización internacional de salud pública más antigua del mundo. Trabaja con
sus países miembros para mejorar la salud y la calidad de vida de los pueblos
de las Américas. Sirve de Oficina Regional de la OMS para las Américas y forma
parte del sistema interamericano.
En números
Proporción de mujeres que
informan haber sufrido alguna vez violencia física o sexual a manos de su
pareja:
Bolivia (2003): 53,3%
Colombia (2005): 39,7%
Perú (2007-08): 39,5%
Ecuador (2004): 32,4%
Nicaragua (2006-07): 29,3%
Guatemala (2008-09): 27,6%
El Salvador (2008): 26,3%
Paraguay (2008): 20,4%
Jamaica (2008-09): 19,6%
Haití (2005-06): 19,3%
República Dominicana (2007): 17%
Notificación de prevalencia de
violencia infligida por la pareja durante el embarazo:
Perú (2007-08): 11,3%
Colombia (2005): 9,7%
República Dominicana (2007): 6,6%
Haití (2005-06): 5,6%
Proporción de mujeres que
informaron haber perdido un embarazo como consecuencia de la violencia
infligida por su pareja:
Bolivia (2003): 3,3%
Colombia (2005): 1,7%
El papel del sector de la salud
El rol del sector de la salud
incluye entre otras cosas, la recolección de datos sobre la prevalencia de
violencia que se puedan utilizar como insumo para la elaboración de políticas y
la programación, y al mismo tiempo capacitar a sus trabajadores a fin de que puedan
prestar una atención integral, sin emitir juicio alguno, a las sobrevivientes
de la violencia doméstica. Los trabajadores de la salud deberían derivar a las
sobrevivientes a los servicios jurídicos y de apoyo social. Las estrategias de
salud pública deberían incluir actividades dirigidas a cambiar las normas
sociales y los comportamientos vinculados con la violencia.
Además, en el caso de las mujeres
víctimas de agresión sexual, los servicios de salud deberían evaluar su
necesidad de profilaxis contra el VIH o las ITS, poner a su disposición medios
anticonceptivos de emergencia, ofrecer abortos sin riesgo de conformidad con
las leyes nacionales (en los casos en que una mujer llega a los servicios de
salud cuando ya es demasiado tarde para la anticoncepción de emergencia o si
esta ha fracasado) y proporcionar apoyo de salud mental.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.