John O'Keefe, May Britt Moser y Edvar I. Moser han sido galardonados «por sus descubrimientos de células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro»
El conocimiento sobre este GPS cerebral ayudará a comprender el mecanismo que sustenta la pérdida de la memoria espacial en alzhéimer. |
¿Cómo sabemos dónde estamos?
¿Cómo somos capaces de encontrar un camino de un lugar a otro? ¿Y cómo podemos
almacenar dicha información de tal manera que podemos encontrar de inmediato la
forma para que la próxima vez sepamos cuál es el camino correcto? Los
galardonados esta año con el Premio Nobel de Medicina, John O'Keefe, May Britt
Moser y Edvar I. Moser, han descubierto un sistema de posicionamiento, un «GPS
interno» en el cerebro, que hace que sea posible orientarnos espacialmente.
Más de tres décadas después, en
2005, May-Britt, Directora del Centre for Neural Computation de Trondheim, y
Edvard Moser, Director del Kavli Institute for Systems Neuroscience de
Trondheim (Suecia) descubrieron otro componente clave del sistema de posicionamiento
del cerebro. Identificaron otro tipo de célula nerviosa, que llamaron «células
cuadrícula», que generan un sistema de coordenadas y permite un posicionamiento
preciso y la búsqueda de caminos. Su investigación posterior mostró cómo las
«células de posicionamiento» y las «células cuadrícula» permiten determinar la
posición y desplacerse sin error.
Problema filosófico
Los descubrimientos de O'Keefe, y
la pareja Moser han resuelto un problema que ha ocupado a los filósofos y los
científicos durante siglos ¿cómo crea el cerebro un mapa del espacio que nos
rodea y cómo podemos navegar a través de un complejo entorno?
El sentido del espacio y la
capacidad de navegar son fundamentales para nuestra existencia. O'Keefe estaba
fascinado por el problema de cómo el cerebro controla el comportamiento y
decidió, a finales de 1960, tratar de responder a esta pregunta con métodos
neurofisiológicos. Así registró las señales de las células nerviosas en una
parte del cerebro llamada hipocampo en ratas que se movían libremente por una
habitación y descubrió que ciertas células nerviosas se activan cuando el
animal se ubica en un lugar particular. Además, demostró que estas «células de
posicionamiento» no estaban simplemente registrando la información visual, sino
que también creaban mapa interno del entorno. O'Keefe concluyó que el hipocampo
genera numerosos mapas, representados por la actividad colectiva de «células de
posicionamiento» que se activan en diferentes ambientes. Por lo tanto, la
memoria de un entorno podía ser almacenada como una combinación específica de
las actividades celulares lugar en el hipocampo.
Por su parte May-Britt y Edvard
Moser fueron trazando las conexiones en el hipocampo de ratas que se
desplazaban en una habitación cuando descubrieron un patrón sorprendente de la
actividad en una parte cercana del cerebro llamada la corteza entorrinal. Allí
se activaban ciertas células cuando la rata pasaba por varias ubicaciones
dispuestas en una cuadrícula hexagonal. Y observaron que cada una de estas células
se activaba con un patrón espacial singular lo que sugería que estas «células
cuadrícula» constituían un sistema de coordenadas que permite la navegación
espacial. Junto con otras células de la corteza entorrinal que reconocen la
dirección de la cabeza y los límites de la habitación, éstas forman circuitos
con las «células de posicionamiento» en el hipocampo. Este circuito constituye
un sistema global de posicionamiento, un GPS interno, en el cerebro, aseguran.
Alzhéimer
Gracias a las investigaciones con
técnicas de imagen cerebral, así como los estudios de los pacientes sometidos a
neurocirugía, se sabe que en los humanos existen estas «células de
posicionamiento» y «células cuadrícula». De hecho también se ha visto que las
personas con de Alzheimer tienen afectados el hipocampo y la corteza
entorrinal, lo que hace que no puedan reconocer el entorno. Los investigadores
creen que el conocimiento sobre este GPS cerebral ayudará a comprender el
mecanismo que sustenta la pérdida de la memoria espacial devastadora que afecta
a las personas con esta enfermedad. Pero, como dijeron en la rueda de prensa de
anuncio de los premios, «no se trata de un mecanismo de la enfermedad, sino que
servirá para avanzar en su conocimiento y en su comprensión, pero no se puede
hablar de aplicaciones clínicas a corto o medio plazo».
Fuente: EFE
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