¿Qué pasa por nuestro cerebro cuando nos gusta alguien? ¿Qué partes del cerebro intervienen cuando ves a la persona que te gusta?
La visión, la voz o el intelecto de
la otra persona juegan un papel importante. En este proceso la vista, además de
la voz o el intelecto, juega un papel importante: «Ver el rostro de la persona
enamorada es importante para despertar y mantener el enamoramiento, ya que
provoca una serie de emociones positivas que le llevan (a la persona enamorada)
a empatizar, conocer los sentimientos e intenciones y ajustar las respuestas.»,
asegura la experta. Y, además, como dice el refrán, «el amor es ciego, porque
esa emoción oculta los defectos del otro, acerca el uno al otro y hace
desaparecer las distancias creando confianza».
«Gustar» y «querer»
Sin embargo, esta etapa de
obnubilamiento debe dar paso a la claridad del amor, y no todas las culturas lo
experimentan de la misma manera. Un vídeo de la Universidad de Navarra ha
permitido confirmar que el «gustar» y el «querer» se procesan de forma separada
en dos áreas del cerebro. Los orientales, por muy enamorados que estén, sopesan
la relación con más cuidado, y toman en cuenta aspectos negativos más fácilmente
que los occidentales. «Las bases biológicas del enamoramiento son universales
pero las tradiciones, como los matrimonios concertados por la familia, influyen
en la evaluación que el cerebro hace de la recompensa», afirma la experta de la
Universidad de Navarra.
En cuestión de sexos también hay
diferencias. Como afirma la catedrática «los estudios realizados indican que
las mujeres emplean más la oxitocina, la hormona de la confianza, que además
aumenta su nivel con el contacto físico y la mirada. Domina la empatía
emocional. Por el contrario, -añade-, los hombres usan más la vasopresina, que
potencia la testosterona y facilita una empatía más racionalizada, y aumenta la
detección de estímulos eróticos».
Igualmente, la manera de afrontar los celos es
distinta según el género. López-Moratalla lo resume del siguiente modo: «El
cerebro femenino ante una situación de peligro de la relación muestra el pánico
y la inseguridad de ser desplazada emocionalmente. Sus niveles de oxitocina
facilitan una cierta tolerancia espontánea por la traición sexual. En los
varones, en cambio, se activan las áreas relacionadas con conductas agresivas y
sexuales». Y concluye: «La vasopresina tiene el efecto opuesto a la oxitocina:
conecta las áreas del juicio y la emoción negativa, rompiendo la confianza y
fomentando el deseo de confrontación física. La conducta se torna a violenta
especialmente si despierta la infidelidad sexual de su pareja».
Fuente: nationalgeographic
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