Instintivamente, sin que podamos
evitarlo, cuando algo nos pica nos rascamos y el picor se alivia.
Eso es lo que sentimos durante
los primeros segundos, pero luego la picazón vuelve con renovada intensidad. Y
nos volvemos a rascar una y otra vez hasta que, en ocasiones, nos arrancamos la
piel.
Pero, ¿por qué el rascar no sólo
pone fin al picor sino que lo intensifica?
Al parecer la seretonina, un
neurotransmisor que ayuda a transmitir mensajes una y otra vez entre los nervios
del cuerpo, es la responsable de que la clásica frase repetida por las madres
de "cuanto más te rasques, más te picará" haya cobrado peso
científico.
Un grupo de dientíficos de la
Escuela Universitaria de Medicina de St. Louis, Estados Unidos, descubrió que
la serotonina que segrega el cerebro cuando una persona se rasca es lo que hace
que aumente la sensación de picor.
Serotonina
La teoría general es que rascarse
provoca un ligero dolor que sirve para distraer neurológicamente al cerebro
durante un momento. Al centrarse en la molestia que resulta de rascarse, el
cerebro termina por olvidar el dolor.
Los científicos descubrieron el
papel de la serotonina en el control del dolor desde hace décadas, pero esta es
la primera vez que la liberación del mensaje químico del cerebro se ha
relacionado con la picazón.
"Rascarse puede aliviar el
picor creando un pequeño dolor en la piel. El cuerpo responde al dolor
liberando serotonina, que aumenta la sensación de picazón", dijo Zhou-Feng
Chen, investigador principal.
Como parte del estudio, los
científicos bloquearon la producción de serotonina (obstruyendo el receptor 5HT1A)
de un grupo de ratones de laboratorio a los que se les había inyectado
previamente una sustancia que provoca picazón.
Mientras, a otro grupo de ratones
no se les bloqueó la producción de serotonina.
Tras comparar las reacciones de
los roedores descubrieron que los que no producían serotonina se rascaban mucho
menos.
Picor crónico
Según los investigadores, este
trabajo proporciona algunas claves para romper el "círculo vicioso"
de picar y rascarse, sobre todo en personas que experimentan picor crónico.
Aunque impedir al ratón segregar
serotonina le hace menos sensible al picor, Chen no considera que el bloqueo de
esta sustancia sea la clave para aliviar la picazón en humanos.
"La serotonina está
implicada en el crecimiento, el metabolismo óseo y en la regulación del humor,
y su bloqueo eliminaría la forma natural de controlar el dolor", explicó.
Unas células nerviosas de la
médula espinal son las encargadas de transmitir la sensación de picazón desde
la piel al cerebro.
Para Chen, una forma de tratar el
picor crónico podría ser "bloquear la comunicación entre la serotonina y
estas células. Para ello hemos aislado el receptor que utiliza la serotonina
para activar las neuronas". (BBC)
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