La comedia latinoamericana está
de luto: A los 85 años de edad falleció el mexicano Roberto Gómez Bolaños,
conocido en todo el mundo de habla hispana por el seudónimo de Chespirito, con
el que dio vida a personajes que traspasaron a decenas de generaciones.
La información fue divulgada esta
tarde por medios mexicanos, citando al periodista de Televisa Joaquín López
Dóriga, conductor de las noticias de ese canal. Aunque no se han especificado
las causas del deceso, la salud del actor se había visto resentida en los
últimos años, debido a enfermedades como diabetes y enfisema pulmonar.
A causa de esos problemas, los
médicos le habían recomendado vivir a nivel del mar, razón por la cual se había
radicado en Cancún, donde falleció a las 13:15 locales, en su propio hogar.
Allí lo acompañaba su familia,
encabezada por Florinda Meza, actriz que dio vida a personajes como Doña
Florinda y la Chimoltrufia, y con la que tenía una relación desde 1977. En
2004, se casaron legalmente.
Gómez Bolaños nació en 1929 en
Ciudad de México, y desde sus inicios profesionales estuvo siempre ligado a las
industrias creativas. Primero, en la publicidad y la escritura de guiones,
labores en las que estuvo la mayor parte de la década del 60.
Sin embargo, las confianzas en la
TV azteca fueron creciendo en torno a su potencial, y en 1968 decidió dar el
salto e interpretar las historias que llevaba rato escribiendo.
Fue así como nacieron, a partir
de 1970, personajes como El Chapulín Colorado y El Chavo del Ocho, a los que
luego se agregarían el Chómpiras, el Doctor Chapatín y Chaparrón Bonaparte,
entre otros que retrataron buena parte de la realidad mexicana de mediados del
siglo XX.
Todos ellos amparados, a su vez,
en su alter ego: Chespirito. Ése fue el nombre que adoptó como comediante en
los inicios de su etapa actoral, y los años demostrarían que, desde su vereda,
no desmereció al referente que lo inspiró. Porque Chespirito fue un término
que, en diminutivo, aludía nada menos que a William Shakespeare, el gran nombre
del teatro univesal.
En nuestro país, sus producciones
han marcado la infancia y adolescencia de varias generaciones de dominicanos,
que han disfrutado del inigualable genio de la comedia.
Lo sabemos, te fuiste para hacer
reír a los ángeles, ¡hasta siempre Chespirito!
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